LOS BUSCAPIEDRAS

Se ha puesto de moda una práctica que también se está llevando a la práctica en algunos centros educativos.
Se trata de pintar piedras y esconderlas para que otros las encuentren y puedan quedársela o esconderla nuevamente en otro lugar.
El efecto de los buscapiedras en las ciudades ha gustado tanto, que algunos centros educativos han decidido hacerlo dentro de su patio.

¿Qué valores educativos tiene esta práctica? 
- Fomenta la creatividad.
- Desarrolla la imaginación.
- Ayuda a ser generosos desprendiéndose de sus creaciones.
- Favorece el trabajo colaborativo.
- Se puede utilizar como concepto lógico-matemático (las que teníamos, las que hemos escondido y las que hemos encontrado, agrupaciones de piedras...).
- También sirven para fomentar la expresión lingüística (pedimos que nos expliquen el proceso de elaboración, qué le sugiere una piedra determinada, inventar historias con varias piedras, que cuenten el proceso de búsqueda de la piedra...)

Quizá la pega que se le puede encontrar a llevar esta práctica dentro de la escuela puede ser la dureza de la piedra, el miedo a que los alumnos utilicen estas piedras indebidamente. Pero como cualquier otro material hay que enseñarles su uso adecuado.
También se pueden sustituir por otro material que nos guste como tapones de botellas grandes, reutilizando los plásticos que generamos.

También hay páginas que venden un conjunto de piedras pintadas
 para contar cuentos. Juegan poniendo las piedras del revés y dándole la vuelta a los personajes a medida que se va narrando el cuento. Podéis verlas aquí.


¿Cómo pintamos las piedras?
El material más fácil son los rotuladores acrílicos. Podéis ver unos que me compré y que utilicé también para pintar unos zuecos aquí.
Aunque también se pueden utilizar témperas y rotuladores normales (el resultado variará en función de la oscuridad de la piedra).

Aquí os dejo algunas piedras pintadas.







¿Os atrevéis a llevar esta práctica a vuestros centros?

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